martes, 31 de marzo de 2009

Labia

Tu labio superior abriga a los míos,
se enciende y me ilumina,
y mientras vuela por mi rostro
acorazado,
mis ojos se estrellan con los tuyos,
me ríes, te dibujo, nos extrañamos.

Tu labio inferior sin embargo
es más preciso.
Me tienta desde lejos,
está quietecito y su sombra
pequeñísima,
eclipsa las últimas
penas, que ya no son penas,
sino el camino andado
antes de encontrarte.

En suma, tus labios,
son como un espejo
que reflejan los míos
y se empañan
de suspiros.

Los míos, poca cosa,
están silenciosos esperándote,
que se abren sólo
para pronunciarte.

Tarde

Es tarde y debería llamarte,
despertarte con un vagido.
Es tarde y debería ser sábana
para acariciarte el cuerpo
y cubrirte la espalda
con las manos heridas que tengo.

Si fuera más tarde,
digamos de madrugada,
te soplaría los ojos
para que pienses
mientras los abres
que soy un sueño.

Quizá si soy un sueño
podría llamarte y ser sábana.

Ya no me quedan latidos
que no griten tu nombre.
Y en la marejada de tus gestos
me hundo, las horas pasan
y sigue siendo tarde.
Qué diera por llamarte,
por invadir tu ventana
y gobernar contigo
cada esquina de la cama,
del cuarto, de la casa.

Pero es tarde,
y llamarte o ser sábana
podría ser pecado.

Mañana, será mañana,
siempre que sea tarde
tendré la esperanza
de ser tu sueño,
quien sabe,
en una de esas lo consigo.

viernes, 13 de marzo de 2009

Pilatos

Tengo una mujer

que respira de mi sangre

cuando puede encontrarla.


Tengo sus castillos de carne

y los suaves lunares

que se encienden distraídos

por su espalda.


Tengo una mujer a veces distante

que se dibujó

cuatro años antes de mi locura,
doce días después de soñarme.

Tengo sus manos,
la brisa de su torso,
tengo sus labios
y los siete ángulos de su rostro.

Creo que con eso es suficiente,
lo tengo todo.