sábado, 22 de agosto de 2009

PENTATEUCO

I

"Quiero hacer contigo
lo que la primeravera
hace con los cerezos"
(Pablo Neruda)

Eres el álabe que abraza mi pecho
y que apunta su boca hacia mis dedos.
Tus pistilos me calientan los labios.
Te mueves nocturna
y dejas que mis manos
declamen el mapa de tus gestos.
Tu piel como un racimo de cielo
me suplica tiritante
que me la robe.

Tus lunares como constelaciones
se disparan desde el cúmulo
de tus ojos.
Te observo hedónicamente
como para desgajarte la vida
y envolverla con esta savia
que mis labios te entregan.

Mira cómo devastamos el cuarto
con ráfagas de suspiros,
el ropero, la alfombra, la mesita,
nada resistió la alta marea
de tus facciones.

Y rogaba por hundirme
en tu torso
para explorar la simetría
de nuestros brazos.

Pero es imposible desvirgar
los rincones ingobernables
del pasado,
ni con tus manos felinas,
ni con mis dedos heridos,
gastados.

Tengo sueño,
pero ya es demasiado tarde
para pintar mis ojos de albino.
Afuera la bulla
muere de frío,
y yo sigo repasando tu cuerpo
con la única memoria
que me heredaste,
con los últimos recuerdos
que te tengo.